Viernes, 15 de febrero; 19:30 horas. Sala Youkali (Madrid)
Coloquio: “Un nuevo paradigma
estético: Félix Guattari y Toni Negri”. Intervienen: Raúl Sánchez Cedillo y Eva
Fernández.
Los trabajos de Felix Guattari y Michel Foucault sobre la producción
de subjetividad investigan las relaciones transversales de los cuerpos
sociales, políticos y ecológicos en su constitución biopolítica. Ambos autores,
especialmente en sus trabajos más tardíos de la década de los ochenta, escriben
en oposición a la contrareacción conservadora que ha acabado rigiendo la
institucionalización de las formas de la clausura y de la imposición de formas
legitimadas y empobrecidas de subjetividad. Para ellos, la producción de
subjetividad se convierte en un territorio existencial por derecho propio en el
cual las transformaciones sociales, éticas y estéticas deben ser negociadas. El
sujeto –o, más bien, una subjetividad procesual– se convierte en el punto de
partida a partir del que pueden ser desarrolladas narrativas novedosas y más
transversales del socius. Estos procesos dependen de prácticas de autogobierno,
formas de práctica del yo y modos de constitución del sujeto, temas recurrentes
de los últimos escritos de Foucault acerca del cuidado de sí y de las
reflexiones de Guattari sobre un “nuevo paradigma estético”. Un modo de
subjetivización no crea sujetos ex nihilo, los
crea transformando las identidades definidas en el orden natural y social en
instancias dentro de una experiencia de disputa. Cualquier subjetivización
implica una desidentificación, un desplazamiento
desde un lugar naturalizado (…) Para Foucault y Guattari, la preocupación
estética y su relación con la existencia no tiene nada que ver con la
estetización de la vida desde una perspectiva humana ni, menos aun, con la
estetización de la política, un proyecto ya criticado con vehemencia por Walter
Benjamin en los años treinta. El objetivo de Guattari es atrapar la subjetividad
en la dimensión de su creatividad procesual, en vez de objetivarla, reificarla
o cientificarla. Guattari y Foucault usan la estética como un modo de apuntar
al potencial creativo de expresión y enunciación que ha sido silenciado por la
fuerza dominante de los signos y los significantes. (…) Guattari elabora un triple
desarrollo de los paradigmas estéticos. Las dos fases primarias (que operan
todavía como parte de las transformaciones actuales) son 1) Los territorios
colectivos de un paradigma protoestético donde la creatividad no está aún
institucionalizada sino extendida a través de prácticas de enunciación como los
rituales; y 2) una modulación de la subjetividad, separada de la emergencia de
valores y sobrecodificada por los significantes capitalistas. Mientras el
paradigma proto-estético fundamenta un período pre-histórico, la segunda fase
se refiere a la estructura capitalista. En el tercer movimiento, que no se ha
cumplido todavía, podríamos estar asistiendo al surgimiento de un paradigma
estético de inmanencia procesual: “Es un impulso hacia esta raíz ontológica de
la creatividad lo que es característico del nuevo paradigma procesual. Este
implica la composición de ensamblajes que actualizan la componibilidad de dos
infinitos, el activo y el pasivo”. Guattari subraya explícitamente el
persistente impacto de los paradigmas más tempranos. El paradigma estético
procesual se recentra en la producción de subjetividad como una estética de la
existencia. De una manera transversal (relacionando dimensiones tanto concretas
como abstractas), la producción de subjetividad apunta primero y sobre todo a
“reinventar las prácticas sociales”. La reconstrucción de la práctica social va
de la mano con la crítica de Guattari a la crisis ecológica que “puede ser
caracterizada en referencia a una crisis más general de lo social, lo político
y lo existencial”. [Christoph Brunner, Roberto
Nigro, Gerald Raunig].
El arte es “un poder constituyente, una potencia ontológicamente
constitutiva. A través del arte el poder colectivo de la liberación prefigura su
destino”. Asimismo, “el trabajo artístico es trabajo liberado y el valor
producido es por tanto una excedencia de ser producida libremente”. Se
encuentra esta tesis en Arte y multitudo:
«A través del arte el poder colectivo de la liberación prefigura su destino. Y
es difícil imaginar el comunismo al margen de la acción prefiguradora de esta
vanguardia de masas, que es la multitudo de los productores de belleza» [Toni Negri].
Raul Sánchez Cedillo es
filósofo. Participante activo en los movimientos de ocupaciones y en favor de
la insumisión. Ha traducido y prologado numerosos textos, entre otros, de Toni
Negri, Félix Guattari, Gilles Deleuze y Nanni Balestrini. Miembro de la
Universidad Nómada y de la Fundación de los Comunes, ha publicado artículos y
ensayos en Archipiélago, Diagonal,
Transform o Multitudes.
“Para Guattari la subjetividad es un efecto de consistencia y
existencia que resulta de la aglomeración de entidades que podemos cartografiar
con arreglo a cuatro funciones o functores ontológicos: los flujos materiales y
semióticos, los maquinismos concretos y abstractos que trabajan los flujos, los
universos incorporales de referencia y de valor adyacentes a cada agencement de
subjetivación y, last but not least, los territorios existenciales precarios y
finitos. Son estos últimos los elementos decisivos en la producción de la
subjetividad contemporánea, y están por ello en el centro de los problemas de
resistencia y autonomía de las nuevas creaciones políticas. Tendríamos así una
definición formal de la subjetividad en tanto que: “El conjunto de condiciones
que hacen posible que instancias individuales y/o colectivas puedan surgir como
Territorio existencial sui-referencial, en adyacencia o en relación de
delimitación con una alteridad a su vez subjetiva”.
Esta producción de subjetividad, en tanto que ética y políticamente
orientada a la ruptura y a la batalla contra su captura, control y explotación
por los dispositivos del nuevo capitalismo, debe estar en condiciones de
«manejarse» con los regímenes de signos, con las semióticas capitalistas en las
que se «baña» y que saturan y distorsionan, concatenados en montajes
pragmáticos, en agencias e instituciones enunciadoras directamente
capitalistas, los esfuerzos de singularización individual y/o colectiva. Es
sabido que Guattari denominaba Capitalismo Mundial Integrado a la nueva figura
del capital adecuada a la realización del mercado mundial y a la subsunción de
la sociedad entera en los procesos de valorización. Este CMI descansa para
Guattari en cuatro regímenes semióticos principales: a) las semióticas
económicas (instrumentos monetarios, financieros, contables, decisionales…); b)
las semióticas jurídicas (títulos de propiedad, legislación y reglamentaciones
diversas); c) las semióticas técnico-científicas (planes/os, diagramas,
programas, estudios, investigaciones…); d) las semióticas de subjetivación,
algunas de las cuales coinciden con las que acaban de ser enumeradas, pero a
las que convendría añadir muchas otras, tales como las relativas a la
arquitectura, el urbanismo, los equipamientos colectivos, etc.”.
Eva Fernández es escritora.
Ha publicado la novela Inmediatamente
después y escrito varios ensayos sobre la novela española contemporánea en Hispanic Review y en Revista de Crítica Literaria Marxista. Miembro
del colectivo Cine Sin Autor, mantiene un blog que se llama http://inmediatamentedespues.blogspot.com.es.
“Yo creo profundamente en la subversión, en
la disidencia y un punto de partida, puede ser, la renuncia, la negación. Si la
realidad se ha vuelto una con el capitalismo, quiero ser irreal, existir en lo
que no existe. Y con esto no pretendo ninguna metáfora. Escribiré sin ser
escritora, sin esa consideración... Será un principio. Por supuesto, como en
todo recorrido hasta que no andas no hay camino, ni acompañantes, ni guías...
Por eso me he echado caminar y si puedo, aunque sea apenas, también quiero
escribir novelas desde ahí, poniendo en jaque la forma de editar, la forma de
escribir, la forma de leer. Se trata de vivir desvelando, revelándonos,
rompiendo la normalidad y sobre todo creando otra y dándole espacio y tiempo,
todo ello aun recordando que la realidad se ha hecho obvia -casi indiscutible-,
y una con el capitalismo. Me quedo en cualquier caso en el casi. Y desde ahí
mantengo que necesitamos crear fuerza material, lugares habitables en los
márgenes, los alrededores o el centro de esta realidad, que operen de otra
forma. Así pues como escritora -solo y simplemente porque escribo- quiero
intentar textos, libros que subvierten la lógica del capitalismo. En estos años
pensé que con cambiar de tema me bastaría y no, no me sirvió una novela de
okupas que intenté después de la que me publicaron; tampoco una que escribí
antes sobre pobres. Lo cierto es que no encuentro potencia en escribir sobre
otras y otros. Al final parece que el único lugar desde el que tengo algo que
aportar es el yo, y lo tomo como lugar de partida, como gran crisol de todos
los efectos y de todas las potencias. Sí, creo en la explosión honesta del yo
destruido que nos deja el capitalismo como una bomba de efecto imponderable.
Por otro lado, también decir que empiezo a no creer en escribir sobre otros/as
y tampoco en escribir para cualquiera, de hecho para esta novela estoy
escogiendo para quién escribo y le introduzco en ella”.
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